Crucero IES Clara Campoamor 2017

El día empezaba temprano, habiendo dormido relativamente poco. Tocaba esperar en la cubierta apurando los últimos momentos en el barco. Una vez en tierra, nos esperaba el autobús para traernos de vuelta. El viaje se hizo muy corto debido a que la mayor parte del tiempo la empleamos en dormir. Cuando llegamos a La Solana allí estaban nuestros familiares, esperándonos ansiosos después de una semana de ausencia. El viaje ya había acabado, dejando muy buen sabor de boca en todos los aspectos. Habíamos visitado ciudades históricas, aprendiendo muchas cosas relacionadas con el arte, historia y arquitectura gracias a los guías y en parte también gracias a los profesores. En lo personal también había sido un viaje enriquecedor, haciendo nuevas amistades y también fortaleciendo las antiguas. Espero que este viaje se siga haciendo en años posteriores, ya que es una gran experiencia que llevarás para toda la vida y que nunca olvidarás.

Último día a bordo del crucero Sovereign. La excursión del día era a Toulon, pero debido a las recomendaciones de los profesores decidimos no ir ya que era una ciudad con poco interés, por lo que estuvimos todo el día en el barco. Disfrutamos de la piscina, del sol y del poco tiempo que nos quedaba. Momento para hacer la maleta e ir ultimando las vacaciones. Después de la cena, llegó la noche y fue la más entretenida de todo el viaje sin duda, con grandes momentos de carcajadas gracias a un espontáneo animador que nos deleito durante toda la noche con su show. Una noche que sin duda quedará para el recuerdo. El último puerto sería el de Barcelona, al que llegaríamos a la mañana siguiente.

Hoy tocaba visita al Principado. Mónaco, ciudad impresionante desde mi punto de vista debido al poder adquisitivo de sus residentes. Tuvimos la gran suerte de visitarla unos días antes del Gran Premio de Fórmula Uno, por lo que el circuito estaba prácticamente montado: gradas, protecciones, boxes, etc. Pudimos andar por la parrilla de salida, lugar donde una semana después estarían situados los monoplazas de los pilotos. Continuamos nuestro paseo por el asfalto hasta llegar al Casino de Montecarlo, edificio emblemático de la ciudad. Incluso nos sobró algo de tiempo para poder ir a ver el estadio del Mónaco, el Luis II. El viaje se estaba acabando, pero aún quedaban unos días de disfrute.

Quinto día de este viaje, cada vez faltaba menos para volver. Mientras tanto, seguíamos disfrutando, en esta ocasión en Florencia. Visitamos la catedral de Santa Maria del Fiore, con el baptisterio al lado. Bajamos hasta la ribera del río Arno para ver el Ponte Vecchio, uno de los monumentos de la ciudad, con sus lujosas joyerías con precios prohibitivos para la mayoría de la población. Antes de volver al puerto, anduvimos un rato por un mercado típico de pieles. La temática de esta noche sería la fiesta de disfraces. Sacamos nuestras mejores máscaras y las lucimos por el barco, a la espera de Mónaco, la ciudad del lujo.

Llegamos al puerto de Civitavecchia, ciudad situada a 80 km de Roma. Después de aproximadamente una hora de autobús llegamos, y nada más bajar contemplamos el famoso Coliseo, el monumento más emblemático de la ciudad. Acompañados de una guía, pudimos conocer la ciudad. Desde el Coliseo fuimos hasta el Compidoglio, el monumento a Victor Manuel II, el Panteón y la Fontana di Trevi, acompañados de un terrible calor, tónica en este espectacular viaje. El momento desesperante del día fue la vuelta al autobús. Debido a los retrasos de algunos compañeros y algún que otro inconveniente casi nos quedamos en tierra, pero finalmente llegamos a tiempo, por los pelos. La siguiente ciudad a visitar sería la capital de la Toscana, Florencia.

Después de un día entero sin ver tierra, al fin la avistamos. Una vez abajo, cogimos un autobús que nos llevaría a Pompeya, ciudad que fue enterrada debido a la increíble erupción del Vesubio. Anduvimos por ella durante toda la mañana bajo un sol abrasador, y antes de volver a Nápoles pudimos degustar un licor bastante típico, el limoncello. Por la tarde tendríamos una visita opcional a Nápoles, en la que dimos un paseo por sus calles y rincones guiados por Blas, nuestro profesor. La temática de esa noche sería la ibicenca, por lo que todos llevábamos atuendos blancos. Siguiente parada: Roma.

El segundo día era el día de navegación hasta el puerto de Nápoles, por lo que pudimos levantarnos tarde después de la jornada agotadora. Aprovechamos la mañana para ir a la piscina: darnos un baño, tomar el sol y unos snacks antes de la comida. Después de comer nos fuimos un rato a descansar y más tarde al gimnasio. Por la noche tendríamos la cena más importante a bordo del crucero. La noche de gala es la cena que se realiza con el capitán. Las personas a bordo visten de forma elegante para esta noche especial. Después disfrutamos de la fiesta, y más tarde nos fuimos a dormir esperando llegar a Nápoles.

A las 2:00 am, los alumnos de 1º de Bachillerato pusimos rumbo hacia Barcelona, donde embarcaríamos en el crucero Pullmantur Sovereign, y a su vez, en una experiencia inolvidable para el resto de nuestras vidas. Después de unas 9 horas interminables de autobús, llegamos a la ciudad condal. Puesto que llegamos con algo de antelación, decidimos dar un agradable paseo por Las Ramblas, llenas de gente como de costumbre. Al cabo de un rato, cogimos de nuevo el autobús para que nos llevase al puerto, donde por fin embarcaríamos, no sin antes hacer una larga espera bajo el sol abrasador. Ya con nuestro camarote designado, subimos al barco, un barco inmensamente grande, con cientos de habitaciones y miles de personas a bordo. Dejamos rápido nuestros enseres y fuimos a dar una vuelta de reconocimiento por el navío. A las 18:00 el barco puso rumbo a el puerto de Nápoles, nuestro primer destino. Después de darnos un baño en la piscina, bajamos a nuestros camarotes para asearnos y prepararno...